El Aeropuerto de Maturín

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Pocas cosas me asombran tanto como la desvergüenza y el descaro que tienen los entes gubernamentales de este país. Que se aprovechen del dinero público, cosa que hacen casi todos los políticos (99,99% dejando el margen de error), es una cosa; pero que lo hagan con todo el descaro es simplemente responsabilidad del pueblo. Cuando reparan una calle y a los dos (2) meses está nuevamente en mal estado (tal vez antes), los ciudadanos tenemos el derecho a protestar por ello, porque al fin y al cabo lo hacen con el dinero que proviene de las arcas públicas y es de todos.

Esta situación no es nueva, la corrupción siempre ha existido y probablemente siempre existirá. Pero el nivel de descaro es algo simplemente inaceptable para cualquier sociedad organizada, lo que constituye una clara prueba de que nosotros no pertenecemos a esa categoría. Es inaceptable que tengamos que sentirnos agradecidos con algún alcalde o alcaldesa porque echaron una capita de asfalto en una calle que estaba completamente destruida, cuando la realidad es que el hecho de que la calle esté rota es prueba de la incompetencia de ese funcionario (y otros) en el ejercicio de sus funciones. Y en el mejor de los casos, simplemente está haciendo el trabajo por el que recibe un pago, no es ninguna muestra de caridad ni lo está pagando de su bolsillo. Lo mismo aplica para todas las obras públicas.

Cada vez que me toca visitar el aeropuerto de Maturín, pienso con indignación en la cantidad de dinero que se destinó a su remodelación y en los pocos beneficios que eso supuso para sus usuarios. Se les cobra a los usuarios una tasa de salida de 0,5 U.T., en teoría dicha tasa es para el costo de mantenimiento del terminal; sin embargo, los baños están deteriorados, y los pasajeros no tienen ni siquiera unos bancos para sentarse. Es absurdo pensar que ahora es un Aeropuerto Internacional, cuando un usuario necesite cargar su celular o su laptop, debe hacer una cola para usar un tomacorriente sentado en el piso.

Sobre ese último detalle caí en cuenta del negocio redondo que supuso la remodelación para los dueños de los restaurantes del sitio. Los pasajeros tienen obligatoriamente que consumir en los restaurantes para poder usar una silla y/o una mesa, a lo que hay que sumar los precios absurdos de la comida que, por ser aeropuerto, es considerablemente más costosa. Por poner un par de ejemplos, una arepa puede costar Bs. 100 (normalmente de Bs. 35 hasta Bs. 50) y un Club House hasta Bs. 200 (normalmente de Bs. 70 hasta Bs. 120) sin incluir la bebida ni el servicio. Si tomamos en cuenta que sólo hay 2 sitios donde dispones de sillas, Lounge Bar y American Travell (tal vez del mismo dueño), todo el que no quiera pasar todo el rato parado esperando tiene que terminar comprando allí. Pero le seguimos pagando al aeropuerto, entre tasa de salida y el dinero público por usar las instalaciones. Si a eso le sumamos los eternos retrasos en los vuelos que ocasionan que los pasajeros pasen incluso hasta más de 6 horas esperando para abordar, tenemos un negocio bastante redondo. Cabe incluir que Lounge Bar porta en su fachada 3 notificaciones por incumplimiento de los reglamentos, desde el Seguro Social, hasta el INDEPABIS.

Un ejemplo más del abuso en los precios son los Taxis del Aeropuerto, donde te cobran una tarifa que puede llegar hasta el triple de lo que cuesta con otros taxis de línea del pueblo, donde normalmente cobrarían Bs. 60, ellos cobran Bs. 150. Anteriormente incluso prohibían que otros taxis llevaran pasajeros desde el aeropuerto, cosa que al parecer ha mermado. Se entiende que la tarifa pueda ser un poco más elevada, sin embargo el doble o el triple es simplemente un abuso. La última vez que tuve que usar uno tenían una lista de precios publicada que no respetaban para nada, alegando que estaba desactualizada; de paso el vehículo estaba en mal estado, con aire acondicionado deficiente y evidentes fallas mecánicas. Como recomendación, si visitan Maturín, tengan a mano los números de alguna línea de taxis que puedan pasarlos buscando al llegar. Pero mejor que no esté lloviendo, porque no hay techo desde la entrada, hasta donde pueden montarse en un carro.

Al final tenemos una gran cantidad de dinero que salió del erario público para la remodelación de un aeropuerto y al final los usuarios no tienen donde sentarse a no ser que paguen a empresas privadas un consumo, a veces únicamente motivado a la necesidad de descansar los pies. Simplemente absurdo. Pero eso sí, que nadie se atreva a protestar y mucho menos a cerrar una calle, porque Maturín tiene un alcalde que sale con su banda de motorizados a amedrentar, agredir o quien sabe hasta que cosa más al que no le aplauda; y Monagas tiene una gobernadora que declaró públicamente que no tolerará cierres de calles ni protestas porque eso es contrarevolucionario, delito que por cierto, no está tipificado en las leyes del país (por ahora…).

Que tengan un buen día, si tienen la suerte de no tener que pasar por allí.

Panem et circenses - Parte II

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El título de mi blog es Lo Ilógico de lo Lógico y Viceversa, (cosa más que obvia si ya están leyendo lo que escribo), y  recuerdo que mi intención original era justamente escribir sobre esas cosas que se ven en el mundo que operan bajo un absurdo total, completamente ilógico al que, sin embargo, la mayoría de la gente que me rodea acepta con tranquilidad y les parece lógico. Admito que luego se convirtió en un blog meramente personal donde escribía de cualquier paja que tuviese en la cabeza en un momento determinado, pero con frecuencia retomaba la intención, cosa que trataré de hacer si me decido a escribir más a menudo.

A veces me parece curioso como los acontecimientos que pasan a nuestro alrededor parecen soportar ciertas cosas que afirmamos, casi del mismo modo como destruyen las otras cosas que no. En el caso de mi post anterior, resulta que pertenece a la primera categoría, lo que tratándose de un escenario político venezolano, viene a ser algo casi normal.

En el post anterior me referí al “presidente” como el payaso responsable del espectáculo circense que nos obligan a calarnos a todos los venezolanos, y aunque la noticia no es nueva, el hecho de confirmar que ahora tendremos mal llamados artistas como candidatos para las elecciones del próximo diciembre, corrobora que al parecer, el espectáculo continuará con refuerzos para las presentaciones. Supongo que el cerebro les ha dado para suponer que el mismo show, del mismo payaso, todo el tiempo, no será suficiente para mantener atrapado a un público tan ávido de circo como el pueblo venezolano. 

Los artistas políticos existen desde hace tiempo, la mayoría de ellos aprovechan su estatus mediático para favorecer sus campañas y valerse de la simpatía de su público para que así olviden para qué es un cargo de elección popular y voten únicamente porque son “famosos”. En el caso de los venezolanos, son un caso distinto donde, aparte de lo anterior, un partido usa su imagen a favor de este régimen totalitario y embustero. Para el artista significa conseguir un lugar en la contienda electoral, con los beneficios que implica obtener dicho cargo. Creo que además les da el beneficio de saber que cuentan con el apoyo de toda la maquinaria gubernamental en las elecciones, lo que implica ventajas, abusos y atropellos al contrario y, en caso que sea necesario, robarse las elecciones. Después de las anteriores, a nadie le importarán unas elecciones regionales ¿cierto?

A pesar de lo dicho anteriormente, y a diferencia del post anterior donde recomendé hacer caso omiso a las nuevas Locuras del Estafador, creo que es necesario que alcemos un poco la voz de la razón, tal vez igual no nos escuchen, pero no está de más. E igual hacer el trabajo para las próximas elecciones. No me parece aceptar tranquilamente, por ejemplo, que Winston Vallenilla ocupe algún cargo público, o el “Potro” Álvarez, por poner otro. 

Sin caer en el tema de si son o no oficialistas, es el simple hecho de que esas personas se han dedicado al mundo del espectáculo durante mucho tiempo, sin conocer las distintas realidades y necesidades del pueblo venezolano. Haber visitado un pueblo por algún espectáculo, no hace que lo conozcan Creo que incluso aquellos que sí comulgan con el pensar oficialista deberían pensar "¿si un individuo que jamás ha visitado su localidad a no ser que haya un show, podrá interceder favorablemente en la solución de los problemas de su comunidad?", considerando además que son personas que no conocen ni un poquito el trabajo social ni como lidiar con las comunidades, lo que se convierte en un problema serio considerando que se postulan a dirigir alcaldías que son, de los cargos de elección popular, los que tienen un contacto más cercano con el pueblo. Es esto último que pienso decirle a los que apoyan este desgobierno si se me presenta la oportunidad.

Sí, vivimos a punta de pan y circo, pero al menos creo recomendable que los payasos se queden en sus respectivos escenarios y no vengan a joder (más aún), el resto.

Que tengan un buen día.

¿Será lógico? - Panem et circenses

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¡Fuera procrastinación! (por un ratito)

Las excusas se inventaron por algo, pero también tienen su lugar y su momento, y aquí no caben. Cierto que podría decir que la crisis, la economía, el trabajo, mi familia, entre muchas otras razones, me han quitado el tiempo de escribir en el blog; pero al final, como prácticamente estoy escribiendo para mí, es un poco absurdo mentir de esa manera. La verdad es que dejé de escribir aquí por 2 razones:

  1. Procrastinación
  2. Falta de interés
La primera razón se ha tragado el 80% de lo que pudo haber sido contenido nuevo en el blog. Y la segunda es que simplemente el otro 20% no he tenido ganas de sentarme a escribir nada.

Dejando los motivos del abandono en segundo plano, el título de este post tiene que ver con un asunto completamente distinto.

Panem et circenses = Pan y circo.

Les dejo una cita, antes que nada:

"… Hace ya mucho tiempo, de cuando no vendíamos nuestro voto a ningún hombre, hemos abandonado nuestros deberes; la gente que alguna vez llevó a cabo comando militar, alta oficina civil, legiones— todo, ahora se limita a sí misma y ansiosamente espera por sólo dos cosas:
pan y circo" Juvenal

Venezuela ha caído en picada y lo peor es que no se ve el final del foso, un país que vive más ansioso de tener la razón, que de las consecuencias de tenerla y donde la mayoría de la población acepta, con resignación, que no importa si llueve mierda (como en los recientes acontecimientos del aeropuerto de Maiquetía) siempre y cuando en la otra cuadra haya una cola esperando para ver si compramos papel toilette.

Todos nos hemos resignado a la idea de que vivimos mal y que poco podemos hacer para cambiarlo. Es una idea que ha calado profunda y colectivamente. Nos molestan las perpetuas colas para adquirir productos de la cesta básica, pero las enfrentamos con valentía y orgullo. ¿Orgullo de qué?, aparentemente de que a pesar de vivir en estas condiciones seguimos adelante, como bravo pueblo guerrero, contra aquellas adversidades de la vida y el destino; es decir, orgullosos de ser bien huevones y pendejos. Lo que pasa es que sabemos que la responsabilidad de que vivamos así es colectiva, no individual. En todo caso, el mayor responsable de este peo está muerto y enterrado. Pero siempre he dicho, ese señor fue más consecuencia que causa, porque si fuese la causa la cosa ya se estaría arreglando. 

La causa es la pobreza mental de la gente que vive con un rancho en la cabeza, que cree que tiene derecho divino a hacer lo que le parezca mejor sin importar a quien jodas en el camino. De esa forma, aunque tu decisión sea errada y lo sepas, con tal de no dar el brazo a torcer bien puede el resto del país recibir el chaparrón de mierda, y eso aplica tanto a un bando como al otro. Somos un país dividido sin intención de unirse, porque no lo necesitamos, total, siempre que haya pan y circo la vaina no está tan mal.

Pan y circo, la marca de César, que inteligente y convenientemente para sus planes decidió que era más fácil regalar o subsidiar el trigo y ofrecer espectáculos públicos era mejor que lidiar con las consecuencias de un pueblo hambriento. El que tiene hambre sólo piensa en el hambre, y luego que ha comido, si tiene con que entretenerse, no te va a joder, mucho menos si eres el que le proporciona la satisfacción de sus escasas necesidades. Es más barato subsidiar comida y pagar entretenimiento que enfrentar al pueblo contra el pueblo, y además sales bonito en la foto. Fucking perfect!

Tener a un pueblo, ya sean aliados u opositores, liando para conseguir la comida (y muchas otras cosas) todo el día, todos los días, es un logro de la revolución. Ya no es Mercal ni PDVAL donde se hacen las colas kilométricas para adquirir los productos a precios más bajos. Ahora vivimos en sihayalgo mode: ON. Fíjense, la mayoría de los venezolanos podríamos identificar el siguiente escenario:

"Caminas por una calle mientras te ocupas de tus asuntos, todos ellos tan importantes y urgentes como puede serlo para un ciudadano común, tal vez incluso con el tiempo y el dinero contado. De repente, en la distancia, como a una cuadra, divisas un abasto o supermercado con algún nombre asiático que jamás conocerás su significado (en serio, piénsenlo), y hay unas 8 personas paradas en una cola en la entrada del local. Piensas unos 3 segundos en lo que ibas a hacer, pero decides pasar a ver "si-hay-algo", total, nunca se sabe si más adelante conseguirás comprar lo que allí están vendiendo. Cancelas tus planes de esa mañana o tarde, y pasas unas 3 horas (o más) esperando para comprar algo que:

  1. No saliste a comprar
  2. Probablemente no tenías presupuestado en ese momento
  3. Tal vez tengas de sobra, pero más vale que sobre y no que falte y...
  4. Tuviste que dejar de trabajar un rato para hacerlo"
Estoy convencido que gran parte de la gente que consigue de todo en esas colas sencillamente no trabaja. Alguien que tenga un empleo o un negocio no podría pasar gran parte de la semana buscando donde comprar las cosas, y pasar tanto tiempo en colas. Se ha convertido en un estilo de vida venezolano, donde hay personas que se dedican a vivir en las colas desde temprano en la mañana (hasta madrugada incluso), todo el tiempo. Entonces la pregunta es ¿si no trabajan, de donde sacan el dinero?. Otra interrogante para la vida. De no ser porque yo sí tengo que trabajar (comer es bueno), tal vez haría un estudio de campo.

Por otro lado, todos disfrutan del circo. No importa que hayan cambiado el payaso, el show debe continuar.

"Millones y millonas" ¿Les suena?
Bueno, eso lo dijo el... el... ¡ya va que me cuesta!... el Presidente de la República. Lo que se suma a una larga lista de burradas que ha dicho en menos de un año de tener alguna notoriedad en la vida pública del país. El problema no es que las diga, el problema es que cumple su cometido cuando las dice. Sus seguidores se ríen de él, pero les parece cool; y sus detractores utilizan esos "descuidos" para intentar dañar su imagen. El plan perfecto, mientras unos ríen, otros se burlan, pero a todos nos están jodiendo por igual. Miren el payaso, mientras que por otro lado preparan el león para soltarlo. Nadie, sin un guión preparado, va a decir "Millones y millonas", es absurdo e irracional; ni tampoco nadie que usa descaradamente el uniforme militar cubano, sí, cubano, en plena cadena nacional va a decir que no sabe identificar la bandera de Cuba, cuando la venera más que la nuestra, incluso el día que nos robó las elecciones había tantas banderas cubanas ondeando, como venezolanas.

No me parece bien que la persona que ostenta el más algo cargo de nuestro país diga tantas burradas, pero realmente no son sus torpezas ni sus discursos lo que nos afecta en el día a día, son las numerosas muestras de ineficiencia en la solución de los problemas críticos de la sociedad, los contratos millonarios que se firman prometiendo nuestro dinero y nuestro petróleo, el abuso de poder permanente en todos los sectores, y muchas otras cosas más.  Pero eso no importa, es más importante que "Millones y millonas" llegue a TT aunque sea un rato. El problema no es que el presidente sea un payaso, sino que nosotros queramos aplaudirle las gracias, porque entonces al fin y al cabo, no seremos más que sus asistentes. 

- No, gracias, yo paso -

Creo que como ciudadanos, nos puede indignar que el presidente sea un payaso ridículo, pero como sociedad debemos ver la intención de la jugada y no comernos un peón para perder la reina. A menos que deseemos el jaque mate con ansias. 

Que tengan un buen día.