Primero, sé que podríamos hablar bonito durante horas sobre el significado de la amistad. Pero esa no es la idea, ya que de eso se han escrito libros enteros, y muchísimos posts al respecto. Ahora sencillamente voy a contar algo referente a la amistad, desde mi punto de vista, aunque quizás no sea tan diferente a lo que se pueden topar por allí.
Segundo, desde que cree el blog tenía la intención de escribir sobre ésto, pero no lo había hecho, sin ninguna razón en particular; lo que me hace suponer que hoy es el día indicado para hacerlo, dado cierto detalle que me pasó hoy.
Desde pequeño he sido bastante selectivo con la gente, lo hacía con mis compañeros de clase y mis vecinos. Estaban con los que se podía jugar y con los que se podían hacer trabajos o exámenes grupales, y no necesariamente eran los mismos. El detalle es, que mis grupos casi (y el casi entra por poco) siempre han sido pequeños. Creo que 5, incluyéndome, fue el más grande hasta bachillerato.
No es que yo decidiera de esa forma, es que por una cuestión de mera estadística (digo yo), no puede haber tanta gente en un sitio con la cual pueda formar un nexo válido más allá del saludo. Siempre he sido bastante extraño (loco pues), de niño mi conducta era, el 99,9% de las veces, modelo. Además mis aficiones nunca han sido las aficiones de la mayoría de la gente con la cual me he topado en la vida, con un par de excepciones.
(Se fue la luz mientras escribía ésta parte... uff)
A pesar de lo que acabo de contar, he tenido, y tengo amigos, de verdad. Existen esos amigos que uno dice que son sencillamente para no buscarles la clasificación apropiada, pero algunos de esos, sí son, o han sido, mis amigos. Por lo general me llevo mejor con las mujeres que con los hombres, por lo que he tenido más amigAs que amigOs, pero han habido de ambos.
Esas amistades, que en cada etapa han sido pocas, las he atesorado como si se tratara de un cofre lleno de galeones, esmeraldas y diamantes, porque no es fácil encontrar una amistad verdadera. Desafortunadamente han habido ciertos factores, hechos o circunstancias que me han alejado de algunas, al punto de que ya no les considero ni verdaderas amistades, sino meros vestigios de buenos tiempos vividos. No es rencor ni nada parecido, sino que las cosas cambian, para mejor o para peor, pero cambian.
Para mí, las amistades están en una escala, tanto de jerarquía como de prioridades muy alta. No justifico abandonar amistades por noviazgos ni por trabajo, porque siempre me han parecido excusas baratas. Nunca lo he hecho ni pretendo empezar ahora. Soy de los que se apegan más a sus amig@s que a muchos de sus parientes, porque realmente comparto más con esas personas que con otras con las que me "une" un lazo de consanguinidad absurdo. A pesar de eso, me he llevado varios estrellones y despechos a causa de amistades.
Esos despechos duelen más que si fueran por una pareja, creo que se debe a que, sencillamente, con una pareja lo estamos esperando y tenemos a ese "amigo" para pasar el trago amargo. Sin embargo, con una amistad de verdad, nadie se espera una "ruptura", sobre todo cuando el asunto es unilateral. Peor aún si se trata de ese amigo que se ha ganado la confianza y el cariño de manera mucho más profunda que otros; porque si era esa persona a quien uno buscaba para contarle las cosas, de repente (en mi caso), uno se encuentra pensando en salir a desahogarse con un amigo y se estrella, por culpa del subconsciente, con la terrible sensación de que justo esa persona con la que queremos hablar, es la que nos ha dado la estocada. ¿A quién no le ha pasado?
Yo tengo la mala maña (costumbre) de encariñarme demasiado con la gente que llego a conocer un poco más allá. Eso me ha generado muchos inconvenientes y pudiera contar varias historias al respecto, sin embargo me limitaré a 3.
1.- Amigo, cuate, compinche, pana, cuasi-hermano que estudió conmigo de 1º año a 3º año de bachillerato. Éramos como hermanos realmente, pero de los que se llevan bien. Siempre andabamos juntos, con o sin el grupo, y tanto en su casa como en la mía era común vernos jodiendo un rato. Cuando ya no estudiamos más juntos, por decisiones de cada quién, seguimos manteniendo el contacto, incluso ahora. Pero ya no es lo mismo, ni remotamente. No sólo por el tiempo y las vivencias, sino por la forma en que existe el trato ahora. Es tal, que siempre pienso que, si nos estuviéramos conociendo ahora, jamás llegaría a ser mi AMIGO. Antes teníamos cosas en común aparte de las obvias diferencias, ahora ni es.
Su vida se resume a las exigencias de su pareja, y el poco tiempo que le queda es para estudiar y trabajar. Las únicas veces que hablamos y nos vemos, es precisamente cuando anda de malas con la novia. Del resto, si nos vemos, es más lo que habla por teléfono con ella que lo que logramos hablar, para eso mejor ni hablamos, lamentablemente.
2.- Amiga de la universidad, que conocí aproximadamente a la mitad de la carrera, que a partir de allí, de un curso intensivo (verano), nos hicimos inseparables. Fue mi novia sopotocientas veces a los ojos de la universidad, o en todo caso yo era el cacho jeje. Pero la verdad es que siempre fuimos sólo amigos, con mucho respeto y cariño entre ambos. Para mí, era como mi hermanita menor, puesto que siempre estaba pendiente de ella para todo. Su novio, el de verdad, me detestaba y creo que todavía le dura.
Al terminar materias en la univ, después de varias cosas, yo ya estaba trabajando y ella comenzó posteriormente. A partir de allí, nos hemos visto como en 4 ó 5 ocasiones, y muy superficialmente todas. Después de haber sido los que podían pasar 2 horas en el frente de su casa simplemente hablando, sin aburrirnos y finalizando la conversación sencillamente porque lo avanzado de la noche lo exigía. Según ella, aún soy su AMIGO, pero no me trata como tal, y pasó algo que me hizo desistir de buscarle como antes. A veces se puede aguantar una amistad en la distancia, cuando se sabe que a pesar de la misma, esa persona está allí para nosotros. Es la ausencia, la que logra matar ese sentimiento, o al menos dormirlo y debilitarlo.
Ésta me pegó bastante, porque esa clase de amistades son las que uno cree que siempre estarán allí.
En fin, para no hacer más largo el post, les dejo el otro ejemplo para la segunda parte de este post, si no hay problemas será publicado mañana.
En resumen, a pesar de ser selectivo con mis amistades, me he llevado mis estrellazos, bien duros algunos, otros sencillamente previsibles. La importancia que le he dado a mis amistades ha sido tal, que jamás he permitido que tener pareja me impida continuar manteniendo el trato normal con las mismas. Creo que es lo mejor. Para los que ponen de excusa el trabajo, creo que aplica igual, hay tiempo para todo, si uno se lo propone realmente.
Creo, que por ser nuevamente pasada la media noche por bastante, este post ha quedado medio choreto, pero estoy seguro que ustedes sabrán perdonarme por ello.
Que tengan un buen día ;)
Segundo, desde que cree el blog tenía la intención de escribir sobre ésto, pero no lo había hecho, sin ninguna razón en particular; lo que me hace suponer que hoy es el día indicado para hacerlo, dado cierto detalle que me pasó hoy.
Desde pequeño he sido bastante selectivo con la gente, lo hacía con mis compañeros de clase y mis vecinos. Estaban con los que se podía jugar y con los que se podían hacer trabajos o exámenes grupales, y no necesariamente eran los mismos. El detalle es, que mis grupos casi (y el casi entra por poco) siempre han sido pequeños. Creo que 5, incluyéndome, fue el más grande hasta bachillerato.
No es que yo decidiera de esa forma, es que por una cuestión de mera estadística (digo yo), no puede haber tanta gente en un sitio con la cual pueda formar un nexo válido más allá del saludo. Siempre he sido bastante extraño (loco pues), de niño mi conducta era, el 99,9% de las veces, modelo. Además mis aficiones nunca han sido las aficiones de la mayoría de la gente con la cual me he topado en la vida, con un par de excepciones.
(Se fue la luz mientras escribía ésta parte... uff)
A pesar de lo que acabo de contar, he tenido, y tengo amigos, de verdad. Existen esos amigos que uno dice que son sencillamente para no buscarles la clasificación apropiada, pero algunos de esos, sí son, o han sido, mis amigos. Por lo general me llevo mejor con las mujeres que con los hombres, por lo que he tenido más amigAs que amigOs, pero han habido de ambos.
Esas amistades, que en cada etapa han sido pocas, las he atesorado como si se tratara de un cofre lleno de galeones, esmeraldas y diamantes, porque no es fácil encontrar una amistad verdadera. Desafortunadamente han habido ciertos factores, hechos o circunstancias que me han alejado de algunas, al punto de que ya no les considero ni verdaderas amistades, sino meros vestigios de buenos tiempos vividos. No es rencor ni nada parecido, sino que las cosas cambian, para mejor o para peor, pero cambian.
Para mí, las amistades están en una escala, tanto de jerarquía como de prioridades muy alta. No justifico abandonar amistades por noviazgos ni por trabajo, porque siempre me han parecido excusas baratas. Nunca lo he hecho ni pretendo empezar ahora. Soy de los que se apegan más a sus amig@s que a muchos de sus parientes, porque realmente comparto más con esas personas que con otras con las que me "une" un lazo de consanguinidad absurdo. A pesar de eso, me he llevado varios estrellones y despechos a causa de amistades.
Esos despechos duelen más que si fueran por una pareja, creo que se debe a que, sencillamente, con una pareja lo estamos esperando y tenemos a ese "amigo" para pasar el trago amargo. Sin embargo, con una amistad de verdad, nadie se espera una "ruptura", sobre todo cuando el asunto es unilateral. Peor aún si se trata de ese amigo que se ha ganado la confianza y el cariño de manera mucho más profunda que otros; porque si era esa persona a quien uno buscaba para contarle las cosas, de repente (en mi caso), uno se encuentra pensando en salir a desahogarse con un amigo y se estrella, por culpa del subconsciente, con la terrible sensación de que justo esa persona con la que queremos hablar, es la que nos ha dado la estocada. ¿A quién no le ha pasado?
Yo tengo la mala maña (costumbre) de encariñarme demasiado con la gente que llego a conocer un poco más allá. Eso me ha generado muchos inconvenientes y pudiera contar varias historias al respecto, sin embargo me limitaré a 3.
1.- Amigo, cuate, compinche, pana, cuasi-hermano que estudió conmigo de 1º año a 3º año de bachillerato. Éramos como hermanos realmente, pero de los que se llevan bien. Siempre andabamos juntos, con o sin el grupo, y tanto en su casa como en la mía era común vernos jodiendo un rato. Cuando ya no estudiamos más juntos, por decisiones de cada quién, seguimos manteniendo el contacto, incluso ahora. Pero ya no es lo mismo, ni remotamente. No sólo por el tiempo y las vivencias, sino por la forma en que existe el trato ahora. Es tal, que siempre pienso que, si nos estuviéramos conociendo ahora, jamás llegaría a ser mi AMIGO. Antes teníamos cosas en común aparte de las obvias diferencias, ahora ni es.
Su vida se resume a las exigencias de su pareja, y el poco tiempo que le queda es para estudiar y trabajar. Las únicas veces que hablamos y nos vemos, es precisamente cuando anda de malas con la novia. Del resto, si nos vemos, es más lo que habla por teléfono con ella que lo que logramos hablar, para eso mejor ni hablamos, lamentablemente.
2.- Amiga de la universidad, que conocí aproximadamente a la mitad de la carrera, que a partir de allí, de un curso intensivo (verano), nos hicimos inseparables. Fue mi novia sopotocientas veces a los ojos de la universidad, o en todo caso yo era el cacho jeje. Pero la verdad es que siempre fuimos sólo amigos, con mucho respeto y cariño entre ambos. Para mí, era como mi hermanita menor, puesto que siempre estaba pendiente de ella para todo. Su novio, el de verdad, me detestaba y creo que todavía le dura.
Al terminar materias en la univ, después de varias cosas, yo ya estaba trabajando y ella comenzó posteriormente. A partir de allí, nos hemos visto como en 4 ó 5 ocasiones, y muy superficialmente todas. Después de haber sido los que podían pasar 2 horas en el frente de su casa simplemente hablando, sin aburrirnos y finalizando la conversación sencillamente porque lo avanzado de la noche lo exigía. Según ella, aún soy su AMIGO, pero no me trata como tal, y pasó algo que me hizo desistir de buscarle como antes. A veces se puede aguantar una amistad en la distancia, cuando se sabe que a pesar de la misma, esa persona está allí para nosotros. Es la ausencia, la que logra matar ese sentimiento, o al menos dormirlo y debilitarlo.
Ésta me pegó bastante, porque esa clase de amistades son las que uno cree que siempre estarán allí.
En fin, para no hacer más largo el post, les dejo el otro ejemplo para la segunda parte de este post, si no hay problemas será publicado mañana.
En resumen, a pesar de ser selectivo con mis amistades, me he llevado mis estrellazos, bien duros algunos, otros sencillamente previsibles. La importancia que le he dado a mis amistades ha sido tal, que jamás he permitido que tener pareja me impida continuar manteniendo el trato normal con las mismas. Creo que es lo mejor. Para los que ponen de excusa el trabajo, creo que aplica igual, hay tiempo para todo, si uno se lo propone realmente.
Creo, que por ser nuevamente pasada la media noche por bastante, este post ha quedado medio choreto, pero estoy seguro que ustedes sabrán perdonarme por ello.
Que tengan un buen día ;)
